Adiós a Juan Gelman
Juan Gelman se nos fue a escribir más alto todavía. Su vida ha sido testimonio de que el arte debe tener un compromiso social y político, indispensable para que el mismo sea realmente trascendente. Integrante de una generación que asumió la responsabilidad de militar políticamente para cambiar nuestra sociedad, sufrió en carne propia la intolerancia y violencia política, instigada por los grupos económicos concentrados transnacionales, que desembocaron en la feroz dictadura de 1976, en la que secuestraron a su hijo y su pareja embarazada, los que fueron a parar al centro clandestino “Automotores Orletti”. Si bien los restos de su hijo los identificó en 1989, se fue con la tranquilidad de haber recuperado a su nieta en el año 2000. Nunca se sintió un Quijote, porque fue parte de un proyecto colectivo de liberación continental. Las generaciones futuras tendrán a su poesía como herramienta de lucha en el campo de las palabras y su ejemplo como motivación para ser, cada día, mejores seres humanos.
El reconocido periodista y escritor, galardonado con varios premios a lo largo de su extensa carrera, murió en su casa de la colonia Condesa en Ciudad de México donde vivía desde hace más de 20 años. Tenía 83 años. La familia informó que hoy se llevará a cabo el velatorio, aunque no estaba prevista ninguna ceremonia oficial
Nacido en Buenos Aires en 1930, el escritor se exilió en México en 1976, donde continuó desarrollando su carrera, el escritor, poeta y militante Juan Gelman falleció a las 16.30 hora de México (19.30 hora argentina) de este martes en el Distrito Federal, a los 83 años, según informaron fuentes allegadas a la familia.
Gelman murió a causa de un síndrome de mielodisplasia, una disfunción de la médula ósea, dijeron distintos medios de prensa. El escritor, ganador del premio Cervantes en 2007 y autor de más de treinta libros, se encontraba en su casa de la Ciudad de México en la que vivía hace más de 20 años y desde donde escribía una columna semanal para el matutino Página/12.
Incansable militante por los derechos humanos, en 1955 fue uno de los fundadores del grupo de poetas El pan duro, integrado por militantes comunistas que proponían una poesía comprometida y popular y actuaban cooperativamente para publicar y difundir sus trabajos. En 1963, durante la presidencia de José María Guido, fue encarcelado con otros escritores por pertenecer al Partido Comunista en el marco del plan CONINTES, hecho que provocó movimientos de solidaridad y publicaciones de sus poemas en protesta por su detención. Luego de ser liberado abandonó el Partido Comunista para comenzar a vincularse a sectores del peronismo revolucionario.
En 1966 comenzó a trabajar como periodista y se desempeñó en medios como Panorama, La Opinión, Crisis y Noticias.
En 1967, durante la dictadura militar autodenominada Revolución Argentina se integró a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). A fines de 1973 pasó a integrar la organización guerrillera Montoneros, a raíz de la fusión de ambas.
En 1975, se encontraba en el exterior para hacer relaciones públicas y denunciar internacionalmente la violación de derechos humanos en la Argentina, y salvo una breve entrada clandestina al país en 1976, Gelman permaneció exiliado en el exterior residiendo alternativamente en Roma, Madrid, Managua, París, Nueva York y México y trabajando como traductor de la Unesco.
Ganador de innumerables y grandes premios literarios como el Cervantes, el Boris Vian y el Pablo Neruda, el escritor sufrió la desaparición de su hija Nora Eva, de su hijo Marcelo Ariel y de su nuera María Claudia Iruretagoyena.
El 7 de enero de 1990 el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó los restos de su hijo Marcelo, encontrados en un río del partido bonaerense de San Fernando, dentro de un tambor de grasa lleno de cemento. La autopsia determinó también que había sido asesinado de un tiro en la nuca.
En 1998, Gelman descubrió que su hija había sido trasladada a Uruguay a través del denominado Plan Cóndor, que vinculaba a las dictaduras sudamericanas y Estados Unidos, y que había sido mantenida con vida al menos hasta dar a luz a una niña en el Hospital Militar de Montevideo.
A raíz de ello, comenzó una incansable lucha donde exigió la colaboración de los estados argentino y uruguayo en la investigación con el fin de hallar a su nieta. Gelman topó con la oposición a investigar del presidente de Uruguay Julio María Sanguinetti, con quien entabló un debate público, en el que volvió a ser apoyado por destacados intelectuales y artistas como Günter Grass, Joan Manuel Serrat, Darío Fo, José Saramago, Fito Páez.
En el año 2000, al mes de asumir el nuevo presidente de Uruguay, Jorge Batlle, la nieta de Gelman, de nombre Andrea ("Andreíta", como la menciona el poeta en varios de sus escritos) fue encontrada y Gelman pudo reunirse con ella. Luego de verificar su identidad, la joven decidió tomar los apellidos de sus verdaderos padres, para llamarse María Macarena Gelman García.
María Macarena se trasladó a México apenas conocida la noticia, según ella misma confirmó en declaraciones a la agencia Télam.
"Despedimos al padrino que nos dio la vida: el compañero Juan Gelman. Hoy lo despedimos hasta siempre, entre lágrimas y abrazos", expresó la agrupación HIJOS la noche de este martes a través de un escrito presentado en su perfil de twitter.
Temas como el amor, la muerte, la infancia, la justicia social y la fraternidad inspiraron a Gelman, quien contaba que durante los años 30 su hermano mayor, que nació en Ucrania, le recitaba poemas rusos de Pushkin, "aunque no entendía nada, me atrapaban la musicalidad y el ritmo; así empezó mi formación literaria".
"No creo que llegue a los cien años. Y aunque quiero ver casarse a mis nietos o tener algún bisnieto, creo que Dios, si existe debe estar aburridísimo de su eternidad", había afirmado en una entrevista realizada hace menos de un año al diario español El País.
Entre la bibliografía de Juan Gelman destacan los títulos: Violín y otras cuestiones (1956), Cólera buey (1965), Los poemas de Sidney West (1969), Carta Abierta (1980), Bajo la lluvia ajena (1980), Hacia el Sur (1982), y Eso (1983-1984).
FUENTE:
Por Edgardo “Gari” Pérez
Presidente del Instituto de Cultura del Chaco