Jacinto Piedra, un hombre que guió a los jóvenes a la música folklórica
…Y en una cuna de barro de algún recóndito lugar en la casa de los inmortales, los lirios adoptaron sus notas en clave para cuidar desde la inmensidad el sol del poniente que llega en luz hasta la tierra y deja su intachable marca en los jóvenes hombres que sintieron alguna vez la voz del pueblo, la guitarra de la gente y la humildad de su Santiago
Vía libre cayó desde el cielo un 25 de septiembre de 1955 para cuidar al monte y las estrellas del calor seco de la naturaleza y llenarlo con la raíz de sus manos y la innata herencia del corazón; en un hogar con un Jashi bailarín. A los siete Ricardo, el niño cantor, se lanzó curioso al escenario en el Club Belgrano y el gusto por ver los ojos risueños de los espectadores, marcó el sendero a seguir.
Pero como las fuertes raíces no pueden solas, ya en Buenos Aires el rodeo musical lo fue poniendo de frente con artistas consagrados, con consejos y alabanzas al registro y el color de su voz, y una imagen humilde de lucha y vivencias traídas desde la infancia.
Conocer al ídolo de toda la vida es como tocar el cielo con las manos, y Cuti Carabajal le posibilitó a Ricardo Manuel Gómez Oroná que su cuerpo temblara delante del Potro, Don Horacio Guarany quién lo escuchó y le dijo: “Desde hoy te llamarás Jacinto Piedra…”.
En un sentido de la vida diferente, sintió el ahogo de la libertad, de los niños sin futuro, sin el juego infantil que la historia describe, en medio de una lucha ajena que les marcará la vida para la eternidad y en un reclamo abstracto y fugaz “Los Niños del Mundo” quieren paz; siempre supo de la historia de los pueblos dolidos, contando y recordando… “Los senderos que suben dibujando formas y en tus piedras grises guarda un Kolla…”.
Un alma de poeta que sintió lo abstracto y refugió sus palabras al cielo encontrando quizás allí la respuesta a las poesías, la esperanza a "La Mama Naturaleza", todos los secretos y misterios que ella guarda fueron el impulso de su pluma inquieta y con su instrumento vocal, solo necesitó una guitarra para dejar su huella en la biblioteca de los grandes.
Cielo santiagueño o porteño es lo mismo, “allá donde fue feliz volverá para cantarle al monte donde creció libre como el viento” y fundir con su vida las dispares raíces. Recordar que en su pecho enceguecido andaba por el sendero en honor a su familia y con la sangre pensando en el futuro y en las próximas generaciones, en la que apostaba con el deseo de escuelas, con guitarras y pianos para ver el mañana árido de otra forma.
Músico inquieto, que triunfó como solista con “El sol del poniente”; con “Nadie más que nadie” y “Antes que cante el gallo” como pilar fundamental de los Músicos Populares Argentinos; con “Transmisión Huanke” junto a su eterno amigo Peteco Carabajal en un material que marcó el antes y después del folklore en la vida de la inquieta juventud santiagueña. Y cuando todo se acababa, siguió con el Tucho Ruffa y el grupo “La Calle”, “Grupo Kausay” y Lázaro Moreno.
Quién sabe en esta tierra el por qué de la marca a un ángel y por qué el fin no tiene aviso ni da espacio al ¿Qué hubiese pasado si aún estaba? ¿Qué cambios reinarían en el mundo musical?
Ese cruce del ferrocarril Mitre, cerca de La Banda qué culpa tuvo de ser el testigo de un tumbo que rodó como lluvia sobre la mejilla de sus ídolos aquel último adiós, un 25 de octubre de 1991.
Tal vez todo signifique que su pelo desganado y desprolijo trenzado con el viento ya no ronde entre el polvaredal que levanta la media tarde calurosa, pero será siempre sombra para acompañar el destino cantor de algún inspirado poeta sin rumbo y seguramente con los años, su recuerdo sea más fuerte a pesar que no exista su paladar ni su forma.
Quizás sea homenaje entre los niños que nunca supieron de él más que su pecho en flor duro como piedra y cuento que los abuelos hilvanarán como esos grandes contadores de veracidades acaparando con cátedras, las tardes de tala y mate.
Hoy es un año más que su piel no está, pero en guitarra florecerá su canto gracias al Jashi –Don Manuel Oroná- que con amor trasmitirá al pueblo lo que su hijo fue. Y será en el Centro Cultural “Guaso” Sosa, un privilegiado lugar para cobijar tantos recuerdos e inducir los nuevos y además, reunir a las masas que cantarán las historias que Jacinto a la par estará interpretando.
FUENTE: www.folcloreclub.com.ar